Si hiciéramos el ejercicio de imaginar a un grupo de emprendedores nos encontraríamos con determinados rasgos de personalidad y conductas sociolaborales específicas.
Es más que seguro que estaríamos ante personas proactivas, con alta motivación de logro, autodisciplinadas, innovadoras, con apertura a la experiencia, tolerantes frente a las frustraciones, que asumen constantemente riesgos, aquellas que presentan gran habilidad para diferenciar acciones y poseen la habilidad necesaria para clasificar resultados intrínsecos y extrínsecos. Podríamos añadir que son personas extrovertidas, con autodeterminación y con una dosis muy elevada de pasión en casi todo lo que hacen.